"Educar en valores como la autoestima y la amistad"
El Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, donde se incluye también el Ciberacoso, se celebra el primer jueves del mes de noviembre y fue promovido por la UNESCO en el año 2020.
El objetivo del día es tomar conciencia de este tipo de violencia que se da contra la población infantil y juvenil en las escuelas de todo el mundo. Algo que lleva consigo grandes secuelas psicológicas que, en algunos casos extremos, puede ocasionar el suicidio de la persona que sufre la violencia.
Así, por acoso escolar, se entiende la intimidación continua que sufre un estudiante sin que venga a cuento o tenga causa aparente. Dicha intimidación se puede dar, de forma directa en la escuela, con agresiones verbales o físicas. Y, también, a través del ordenador, del móvil o de otros medios tecnológicos. A esto se le llama ciberacoso.
Actualmente, a esta violencia, ejercida cara a cara o a través de Inrternet, se le conoce con el nombre de bullying. Si esto se realiza solo en el entorno de la escuela, afecta fundamentalmente a la propia víctima. Pero, si se lleva a cabo a través de Internet, puede causar daños irreparables no solo al niño o adolescente, sino también a su núcleo familiar y social.
De esta manera, los niños que son acosados tienen más probabilidades de experimentar los siguientes síntomas: depresión y ansiedad, aumento de sentimientos de tristeza y soledad, cambios en los patrones alimentarios y de sueño, y pérdida de interés en las actividades que solían disfrutar. En definitiva, les afecta de forma emocional, física y mental en sus vidas.
Por lo tanto, es necesario unir esfuerzos de todos los sectores involucrados, incluyendo gobiernos, organismos internacionales, profesionales en el área educativa, asociaciones de padres y a la comunidad en general, para garantizar una educación de calidad, que dignifique al ser humano, que sea inclusiva y donde se respeten los derechos de las personas.
En este sentido, una vez que el niño inicia la etapa escolar, es tarea de los progenitores y también de los educadores, fortalecer su personalidad. Para ello se necesita una educación en valores como la autoestima, la voluntad, la sinceridad, la empatía y la amistad.