Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

Escrito el 24/09/2023
Agustinos


 "Libres de elegir si migrar o quedarse"

En nuestra sociedad de seguridades y de blindajes, el migrante sigue siendo «el último». Ha dejado todo para aventurarse a lo desconocido y peligroso. Muchos son los pobres, pero, además, el migrante asiste a un sucesivo proceso de despojo, primero de familia, tierra, luego raíces y trabajo, más tarde de identidad en una sociedad que a menudo no lo acoge.

Dios camina entre los CIE, entre los centros de acogida, entre los pisos de alquiler hacinados, o entre los que viven de las migajas de nuestro mundo; entre quienes han dejado todo para salvar a sus familias y para aventurarse a lo desconocido y peligroso con Dios como único sustento. Despojados del derecho a quedarse y de siquiera una mínima libertad de elección.

La migración está dando una nueva cara a la Iglesia en cada comunidad cristiana. Hace posible que vivamos ya la fraternidad humana de forma concretísima, como proyecto que va creciendo entre nosotros. Así lo vemos por tantos rincones.

La comunidad fraterna, como tantas parroquias y comunidades ya lo hacen, es la que se convierte en la parábola de la presencia de Dios entre su pueblo, en cada rincón, en cada ciudad o pueblo. Es la plataforma desde donde hablar y contar hoy a Dios. La eucaristía es el modelo, la fuente y el paradigma.

No es emitir solo discursos sobre la koinonía (el servicio) o el diálogo, sino esforzarnos por hacer significativas y eucarísticas a nuestras comunidades, para que sean lugares donde se anuncia sencillamente la fraternidad en este mundo plural.

Y eso se hace no solo analizando si somos o no acogedores, o si hay o no migrantes en nuestras comunidades. Implica preguntarnos por el papel que tiene este signo de los tiempos en la vida de cada comunidad.

La presencia pasiva o asistencialista del migrante o extranjero, reducido al rol de «huésped» a expensas del «anfitrión», atrofia la vida comunitaria y coloca al migrante como un eterno inmigrante, siempre como un recién llegado y necesitado del permanente amparo del que superiormente acoge.

La construcción de las comunidades acogedoras y misioneras del futuro tendrá que beber de la pastoral de migraciones para entender las oportunidades y fortalezas que aporta la diversidad cultural, los nuevos vecinos y miembros de la comunidad que llegan.

La hospitalidad será la herramienta y la música para explicar cómo es Dios desde nuestras comunidades.

(Revista "Migraciones",  extracto de la reflexión de Mons. José Cobos, Arzobispo de Madrid)