"María, sin maldad en su corazón"
El 8 de diciembre celebran los católicos el Día de La Inmaculada Concepción de la Virgen María, conocida también como la Purísima Concepción. Se ha escogido este día porque son nueve meses antes del nacimiento de María, que se celebra el 8 se septiembre.
Inmaculada Concepción quiere decir que la Virgen María, desde que fue concebida por sus padres, no tiene el pecado original con el que el resto de los humanos nacen. Es decir, María, desde su nacimiento y, a lo largo del resto de su vida, no ha pecado, no ha hecho mal a nadie.
Y esto ¿por qué le ha ocurrido a María? Porque tenía que engendrar y cuidar a Jesús, que para los cristianos es hombre y Dios a la vez y, dado que iba a ser madre de Dios, no podía tener pecado, maldad en su corazón.
En España existe una gran tradición sobre esta fiesta, pues se celebra ya desde el año 1644, para conmemorar el Milagro del Empel, o la victoria de la Batalla de Empel, que fue considerada un milagro gracias a la intervención de la Inmaculada Concepción, un suceso acontecido entre el 7 y 8 de diciembre de 1585. A raíz de este suceso, la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios españoles, actualmente la infantería española.
El Vaticano da el visto bueno a la celebración de esta fiesta en todo el mundo católico en el año 1854, cuando el Papa Pio IX, a través de la carta apostólica ‘Ineffabilis Deus’, declara el dogma de fe de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
Es común hacer referencia a esta fiesta de la Inmaculada con alguna oración a lo largo de los nueve días antes del 8 de diciembre, lo que se llama Novenario de la Inmaculada. También es muy común que el día anterior, 7 de diciembre, por la noche, se tenga en las parroquias o catedrales un tiempo de oración, reflexión, cánticos en lo que se conoce como Vigilia de la Inmaculada.
Se puede afirmar que esta festividad es una de las cuatro mayores celebraciones de la Virgen María a lo largo del año, junto con las de Santa María, Madre de Dios (1 de enero); La Anunciación del Señor (25 de marzo) y La Asunción de la Virgen María (15 de agosto)