Semana Oración por la Unidad de los Cristianos

Escrito el 22/01/2024
Agustinos


"Padre, que todos sean uno para que el mundo crea"

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra cada año del 18 al 25 de enero, concluyendo con la Fiesta de la Conversión de san Pablo. A lo largo de estos ocho días los cristianos de todo el mundo y de todas las confesiones cristianas, están invitados a hacer realidad la oración de Jesús en la Última Cena: «Padre, que todos sean uno para que el mundo crea». 

No hay duda de que existen diferencias importantes entre los diversos grupos de cristianos, ya sean católicos, ortodoxos, evangélicos, luteranos, anglicanos, entre otros muchos más. Estas diferencias les impiden vivir una comunión total, pero también es cierto que es mucho más lo que les une que lo que les separa.

Para lograr la ansiada unidad tienen que, en primer lugar, cambiar su forma de pensar. Es necesario que tomen conciencia de que todos los cristianos comparten un mismo bautismo, la misma fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; la misma consideración de Jesús como mediador, verdadero Dios y verdadero hombre. En definitiva, que todos son miembros de la Iglesia de Cristo y participan en la única familia de Jesús.

En segundo lugar, tienen que cambiar el corazón, llenarlo de aquello que une a los miembros de cualquier familia, el AMOR. De ahí que el lema de esta Semana de Oración del año 2024 sea: «Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo».

Un amor que les lleva a pedir por todos los cristianos del mundo, especialmente por los que están perseguidos, sufren cárcel, tortura y, en algunos casos, son asesinados. A dar gracias a Dios por lo que pueden aprender unos de otros, por lo que cada miembro aporta a la familia de Jesús. Y cómo no, pedir perdón por las intolerancias, gestos de descalificación, desprecios que, a veces, manifiestan unos cristianos hacia otros. Porque esto, en vez de construir unidad, puentes, los dinamita, como en las guerras. 

Por último, en tercer lugar, hay que cambiar la forma de actuar. Hay que tener gestos concretos, como apoyar económicamente a aquellos cristianos que lo necesiten, ya sea en el mismo lugar donde se vive, o en otras partes del mundo. Trabajar juntos en proyectos de desarrollo en los territorios más pobres y abandonados del planeta. Asumir entre todos las causas en favor de los Derechos Humanos.  

En definitiva, pensar, sentir, actuar, celebrar y rezar juntos, por encima de las diferencias, poniendo a quien les une, Jesucristo, en el centro del ser ser y del quehacer, tanto personal como grupal.

Como nos dice San Agustín: “Somos muchos y, al mismo tiempo, uno solo. Muchos cristianos, pero un solo Cristo…No es que él sea uno y nosotros muchos, sino que nosotros, los muchos, somo uno en el Uno” (In ps. 127,3)