"Acabar con el maltrato social e institucional"
El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas en el año 1992. Ahora bien, la primera vez que se había realizado un acto contra la extrema pobreza fue en París (Francia) en 1987, cuando más de 100.000 personas se reunieron en la Plaza del Trocadero para manifestarse a favor de los Derechos humanos y la libertad, en honor a las víctimas de la pobreza, el hambre y la violencia.
El reto que se plantea el 17 de octubre de cada año, con la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, es lograr el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, y que tiene como meta el “fin de la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo".
Ahora bien, se estima que el 7% de la población mundial —unos 575 millones de personas— podría verse aún atrapada en la pobreza extrema en el año 2030. Esto no sería buena señal, ya que la erradicación de la pobreza es una exigencia desde el punto de vista de los derechos humanos, el desarrollo y la paz.
El tema de la jornada para este año 2024 es “Acabar con el maltrato social e institucional” que sufren las personas que viven en la pobreza. Además, según señala la ONU, se estudiarán también formas de actuar conjuntamente para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 16, que promueve sociedades justas, pacíficas e inclusivas.
Las personas que viven en la pobreza soportan también actitudes negativas por parte de los demás. Se les señala, se tienen prejuicios contra ellas, se les discrimina, se les juzga, se les culpa de su situación y se les falta al respeto.
A este maltrato social hay que unir el maltrato que también les dan las instituciones, así como el control de políticas y prácticas discriminatorias, que niegan a las personas sus derechos humanos fundamentales. Entre estos tenemos el acceso a la atención sanitaria, la educación, la vivienda y el derecho a la identidad jurídica.
El maltrato social e institucional se alimentan entre sí y provocan una doble violencia que ahonda en la injusticia. Esto, todavía es peor para aquellas personas que se enfrentan ya a otras formas de prejuicio, por temas de género, orientación sexual, raza o etnia.
"Como dijo en 2002 el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, "la pobreza es una negación de los derechos humanos" de cada persona. De hecho, la pobreza es doblemente indignante. No solo conduce a la privación, el hambre y el sufrimiento diarios, sino que además impide el disfrute de los derechos y libertades fundamentales de que todo ser humano debería poder gozar sin obstáculos ".