"Comienzos saludables, futuros esperanzadores"
La Constitución de la OMS (Organización Mundial de la Salud), es adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York en el año 1946, y entra en vigor el 7 de abril de 1948.
En conmemoración de esta fecha, la Asamblea Mundial de la Salud proclama el 7 de abril como Día Mundial de la Salud, el cual se celebra como tal a partir del año 1950.
El objetivo de esta celebración es recordar cada año al mundo que la salud es un derecho básico y universal, recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esto supone fomentar el acceso a la atención sanitaria de calidad en todas las regiones del mundo, especialmente en las poblaciones de escasos recursos económicos.
Según el Consejo de la OMS sobre los Aspectos Económicos de la Salud para Todos, al menos 140 países reconocen la salud como un derecho humano en su constitución. Sin embargo, ninguno de ellos promulga ni aplica leyes que garanticen a sus poblaciones el derecho a acceder a los servicios de salud.
El derecho a la salud de millones de personas está cada vez más en entredicho por todo el mundo. Las enfermedades y los desastres acechan amenazadoramente como las principales causas de muerte y discapacidad. Los conflictos malogran vidas y dejan un reguero de muerte, dolor, hambre y desasosiego psicológico.
La quema de combustibles fósiles alimenta la crisis climática y, a la vez, nos arrebata el derecho a respirar aire limpio, y la contaminación del aire en espacios cerrados y en el exterior se cobra una vida cada cinco segundos.
El día Mundial de la Salud de este 2025 es el comienzo de una campaña de un año de duración sobre la salud materna y del recién nacido. La campaña, titulada “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”, urgirá a los gobiernos y a la comunidad de la salud a intensificar los esfuerzos para poner fin a las muertes de madres y recién nacidos, y a dar prioridad a la salud y el bienestar de las mujeres a largo plazo.
Según las estimaciones actuales, cada año cerca de 300.000 mujeres mueren durante el embarazo o el parto, más de 2 millones de recién nacidos fallecen en su primer mes de vida y millones más nacen muertos. Si las tendencias actuales se mantienen, 4 de cada 5 países seguirán estando lejos de alcanzar las metas de mejora de la supervivencia materna de aquí a 2030, y 1 de cada 3 no logrará las metas relativas a la reducción de la mortalidad neonatal.
La salud de las madres y los recién nacidos está en la base de familias y comunidades saludables, pues contribuye a garantizar futuros esperanzadores para todos.