VIRGEN, MADRE DEL CONSEJO
Me enseñaron a quererte, cuando niño, con cariño casi, casi frenesí; y hoy que es amarte mi suerte y vivo cerca de ti, sé mi vida y sé mi espejo. Santa Madre del Consejo.
Di a mi vida, Virgen Santa, fundamentos y argumentos que a la historia dan valor; y por eso hoy mi garganta clama a ti con más amor.
Sé mi vida y sé mi espejo, Santa Madre del Consejo.
Que no sólo en Genazzano son primores los amores que te brinda el hijo fiel, es también beso mariano la azucena y el clavel que prendemos a tu espejo, Santa Madre del Consejo.
Y así lo hacemos, María, porque al Hijo crucifijo nos le diste por amor; y por eso, noche y día le pedimos al Señor que nos sea luz y espejo nuestra Madre del Consejo.
Han pasado muchos años en la historia de una gloria que enamoró el corazón; y a los ochenta peldaños siga siendo mi oración. Que nos seas luz y espejo Santa Madre del Consejo.