Señor y Dios nuestro, atiende nuestra oración
y escucha nuestros deseos. No pedimos solamente
por nosotros y por nuestro colegio en el día que celebramos el cumpleaños de san Agustín.
sino también por la familia agustiniana y por todos los alumnos y profesores de otros colegios.
Señor y Dios nuestro, luz de los ciegos e iluminación de
los que ven, fortaleza de los débiles y sostenimiento
de los fuertes, presta atención a nuestros corazón y
atiende lo más profundo de nuestro ser.
Si tus oídos no captasen nuestras peticiones,
¿A dónde iríamos o a quién clamaríamos? Pero sabemos que tú nos escuchas y nos quieres con locura.
Tú que vives y reina por los siglos de los siglos. Amén (Basada en Conf. 11, 2,3)