Dice San Agustín: La fe es la llave del corazón.
¡TEN ÁNIMO Y SÉ VALIENTE!
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Si en la vida surgen dudas
y en tu corazón ferviente
cunde el miedo y la ceniza…
¡Ten ánimo y sé valiente!
El reino de las estrellas
sigue a tu alcance y requiere
serenidad en el alma
y buscar nuevos despliegues.
Cuando el dolor te acorrale
y no responda tu mente
con antorchas encendidas...
¡Ten ánimo y sé valiente!
Toma impulso en nuevas rutas
por sentimiento creyente
y resiste una vez más
con tu mirada doliente
en la emblemática escena,
que no deja indiferente
a quien con mirada limpia
busca amparo en el Viviente.
Si tu vuelo ha decaído / y tus alas ya no pueden
levantar de nuevo el vuelo… / ¡Ten ánimo y sé valiente!
No estampes tu firma en blanco, / ni las lágrimas te inquieten;
en la fragua del dolor / se acrisolan los valientes
que no se rinden en duelo / ni ante la herida de muerte;
y mantienen firme el paso / aunque la tormenta arrecie…
como el cerezo y el roble / que en primavera florecen.
Clava el dolor en lo alto
de la Cruz del Obediente
y piensa en su gloria y canto.
¡Tienes fe, sé consecuente!