Te pido, Señor, que bendigas mi fragilidad. Cura mis heridas. Dame un amor que supere mi dolor, que sea capaz de amar a quienes me han causado dolor. Porque sólo perdonando encontramos nuestra naturaleza humana. Un amor que sepa perdonar y curar nos muestra quiénes somos: frágiles vasos de arcilla, llenos de poder y aroma divino. Hazme más profundamente humano y acércame más hacia Ti, para que pueda conocer la alegría de perdonar de corazón.
Joe Mannath