Madre del amor y guía
del alma que espera en ti,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.
Como estrella de los mares,
como estrella de las almas,
tú consuelas los pesares,
y tú las tormentas calmas.
Tú que sabes la amargura
del que llora sin consuelo,
alúmbrame, Virgen pura,
la senda que lleva al cielo.
Luz del pobre peregrino,
estrella de salvación,
brilla siempre en mi camino
y anida en mi corazón.
Madre fiel del Buen Consejo,
siempre guíame en bonanza,
en mi vida sé reflejo
de la perenne alabanza.
Restituto del Valle