Estrella del mar, aurora,
jardín del todo intacto,
en el que brota una flor
que resplandece con gran hermosura:
esa flor es, entre las demás,
como el lirio entre los cardos.
Santa María,
manantial custodiado,
jardín cerrado,
en el que abunda el bálsamo
y también la canela cree.
Tú eres el cedro
del que huye la serpiente.
Santa María, cedro del Líbano,
rosa de Jericó,
tú, mirra escogida,
allí creces y te extiendes.
Por encima de los ángeles y todos estás,
tú que reconciliaste la caída de Eva,
¡Santa María!
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