La fuerza de la esperanza

Escrito el 17/09/2024
isaac.estevez


 

Benedicto XVI afirma:

“Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz

y participar en los sufrimientos de Cristo,

son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe”.

Creo que la frase nos viene al pelo. Y recuerda unas palabras de San Pablo:

“Cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Co 12,10).

Y es que, cuando todo es fácil y bonito, en realidad no necesitamos tanto de la fe

como cuando las cosas se ponen cuesta arriba.

A veces se nos olvida que la esencia de la fe consiste en creer contra todo pronóstico, cuando no hay pruebas, cuando todo parece oscuro.

La fe es un salto al vacío, en los brazos de un Dios Padre que nos acoge

y sostiene cuando todo lo demás nos falla.

Cuando tenemos pruebas o certezas de las cosas, no es necesario creer en ellas.

La fe es confianza y no sólo nos vemos obligados a confiar

cuando no tenemos ningún apoyo.

Así que, justamente, cuando más débiles somos los creyentes,

es cuando somos más fuertes, porque nos sostiene la fuerza de la Fe,

es decir, la fuerza del Amor verdadero,

el que se entrega sin medida, el del Señor Jesús.

Y, además, la fe implica esperanza. La vida que a cada uno nos ha tocado vivir,

está compuesta de experiencias maravillosas que nos llenan de gozo,

pero también de momentos duros, crueles e injustos, que no tienen explicación.

La madurez consiste en saber disfrutar los primeros

y afrontar los segundos con serenidad y paz interior:

No es fácil, pero los cristianos tenemos la suerte de creer en un Dios resucitado,

que nos enseña a amar hasta dar la vida para ganarla de nuevo, renovada e inacabable. Vosotros tenéis el privilegio, además, de tener muy cerca

a otras personas que os dan testimonio de ello.

Y esa es la fuente de la auténtica felicidad.

Pensaréis que es muy fácil decir todo esto, pero lo chungo es vivirlo.

Lo sé, pero, con todo mi cariño, hoy os invito a lanzaros al vacío,

a confiar a ciegas en Dios,

a descubrir la maravilla de saberse amados por Él y recuperar,

bebiendo de su fuerza, la que ahora os falta.

Os invito a experimentar la alegría de la Fe, la Esperanza y el Amor.

Marta Cesteros Yagüe