NOS DEJA LA PAZ
Nos deja la paz cuando va a partir,
y nos dará su paz
cuando venga en el fin del mundo.
Nos deja la paz en este mundo,
nos dará su paz en el otro.
Nos deja su paz
para que, permaneciendo en ella,
podamos vencer al enemigo,
nos dará su paz
cuando reinemos libres de enemigos.
Nos deja su paz
para que aquí nos amemos unos a otros;
nos dará su paz
allí donde no podemos tener diferencias.
Nos deja su paz para que no nos juzguemos
unos a otros acerca de lo que nos es
desconocido mientras vivimos en este mundo,
nos dará su paz cuando nos manifieste
los pensamientos del corazón, y cada cual
recibirá entonces de Dios la alabanza.
Pero en Él y de Él tenemos nosotros la paz,
sea la que nos deja al irse al Padre, sea la
que nos dará cuando nos conduzca al Padre.
Pues ¿qué es lo que nos dejó al partir de nosotros
sino a Él mismo, que no se aparta de nosotros?
Él es la paz nuestra, que de dos hizo una sola cosa.
Él es nuestra paz,
no sólo cuando creemos que Él es,
sino también cuando le veamos como Él es”.
San Agustín
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Agustín de Hipona. Com. a Jn 77, 3.